06/02/2017

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Rafa Simó, portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Castellón, concejal de Urbanismo y teniente de Alcaldía del Grau, reflexiona en este artículo sobre la Marjaleria y el nuevo urbanismo que se diseña en el Plan General para esta zona del término municipal. Un urbanismo en el que se preservan los valores ambientales, se respetan las edificaciones existentes y se buscan soluciones a medidas que no generen un impacto irreversible para el territorio.

Algo se ha hecho mal cuando se asocia la palabra Marjaleria a conceptos negativos: infracciones urbanísticas, ilegalidad, problemas, etc. Algo se podría haber mejorado del Plan Especial de la Marjaleria aprobado en 2006 puesto que no ha resuelto los problemas de la zona. De hecho, 10 años más tarde, podemos decir que ha fracasado, se esperaba que sería la solución y ha acabado siendo parte del problema. Preveía una inversión de más de 100 millones de € y el desarrollo de 90 PAIs, cifras hoy en día impensables. Se planearon casi 3 millones de metros cuadrados de suelo urbanizable que además de generar unas expectativas difícilmente alcanzables han servido para engrosar las arcas municipales de manera injusta.

Inversiones que nunca llegaron porque se presupuestaban condicionadas a venta de patrimonio, lo de "construye que después con la multa se soluciona todo" y el casi nulo control urbanístico no ayudaron al ordenamiento urbanístico de la zona. Eso sí, si se preguntaba a algún responsable del PP castellonense sobre los problemas, la culpa siempre era de otros: Generalitat (entonces también del PP), de la oposición o del Gecen, entre otros.

Por eso en el nuevo Plan General se tenía que afrontar la problemática. Hay que mirar al pasado para no volver a cometer los mismos errores, pero ya es hora de mirar hacia el futuro. Nuestra propuesta es simple: eliminar el suelo urbanizable, permitir pocas nuevas construcciones y mejorar la calidad de vida de aquellas ya existentes respetando el territorio y el medio ambiente. Esta urbanización sostenible, por ejemplo, no contempla una red densa de alcantarillado sino que apuesta por sistemas alternativos de depuración. Un modelo de desarrollo que necesita la implicación de los vecinos. Los marjaleros saben mejor que nadie del valor del marjal y estamos seguros que con esta propuesta se minimizarán los problemas actuales y se dignificará la zona, tanto desde un punto de vista residencial como medioambiental. Tal vez así en el futuro conseguimos que el término Marjaleria se asocio a aspectos positivos.