27/02/2017

El portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Castellón, Rafa Simó, reflexiona en este artículo de opinión sobre las nuevas herramientas de participación ciudadana impulsadas por el Ayuntamiento de Castellón para favorecer el empoderamiento de vecinos y vecinas en la toma de decisiones.

El título de este artículo bien podría ser el de un capítulo de la serie británica Black Mirror, donde se imagina cómo afecta o afectará la tecnología a nuestras vidas. Pero no. No van por ahí mis intenciones hoy. Quiero hacer referencia a la necesidad de evolucionar, que no revolucionar, la Participación Ciudadana en Castelló.

El nuevo procedimiento que se ha comenzado este año para la elección de los presupuestos participativos desde la Concejalía de Participación Ciudadana ha despertado cierta polémica. Así, algunos representados vecinales se quejan que este nuevo proceso los hace de menos y aunque al primer vistazo pueda parecer así, creo, honestamente, que no lo es. El que se busca es que participo más gente, incluidas las asociaciones vecinales que lo venían haciendo como hasta ahora pero, además, con una mayor necesidad de involucrar a sus asociados.

Los procesos nuevos suelen ser traumáticos y despertar ciertas reticencias. Pasar del blanco al negro de golpe es difícil y haber hecho en 2017 un proceso de transición también hubiera sido una buena opción. Pero creo que el cambio era necesario. Mejorable, como todo, pero necesario. Es evidente que las bondades del nuevo modelo son una realidad: participación directa, instantánea y más información al alcance de todo el mundo. Pero hay que ser autocríticos y admitir que hay cosas que hay que pulir y mejorar de cara a los próximos años: reparto entre distritos, brecha digital, concreción de propuestas o tiempos marcados.

Este gobierno no quiere acabar con los representantes vecinales, pero entendemos que hay que adaptarse en el mundo actual. Del mismo modo que ahora ellos son los mejores altavoces para utilizar el SMC o informar de las reuniones participativas del Plan General, ahora hace falta que adoptan nuevos roles. Gestores municipales y representantes vecinales tenemos que ir juntos, pero hay que abrir caminos que hasta ahora nunca se habían ni imaginado. Estamos obligados a abrir nuevos caminos de participación (más individual, más telemática) pero sin olvidar la tradicional (representativa y presencial). Revolución, no. Evolución, sí.